"Al final del viaje está el horizonte. Al final del viaje partiremos de nuevo. Al final del viaje comienza un camino, otro buen camino que seguir descalzos".

-Silvio Rodríguez-

jueves, 18 de julio de 2013

POSTALES: HE TENIDO QUE HACERME MAYOR

Comparto habitación con una joven que siente vergüenza cuando se desviste en mi presencia. Todas mis cosas han quedado reducidas a un cajón junto a su cama y un par de perchas. A veces sufro. Sobre todo cuando en nuestra conversación sólo florecen monosílabos. Me siento de nuevo en Madrid, mayo, dos mil trece, y recuerdo cuánto nos costó romper el muro que alguien parecía haber construido entre nosotras.

Atrás quedó mi viejo apartamento. Los planes cancelados. Los silencios manchados con el rugir de la televisión. La ausencia de todos. Sólo yo. 

Sin saber muy bien cómo, alguien dictaminó que la transición había acabado. Hombres de camisa y corbata irrumpieron en mi salón, promulgaron mi Constitución y el miedo ascendió a la presidencia. De nuevo vivo peleada con esa parte de mí pasada, ese falso ser social que a veces me presiona el pecho. 

Ya no me despierto de madrugada pensando en llamarte. No busco al doblar esquinas motivos para marcharme. Para no regresar. He tenido que hacerme mayor para doblegar al viaje. Ya no vago perdida. Ya no me siento más su rehén. Me sorprende reconocerme tranquila. Tengo un hogar al que regresar. 

Por las ventanas de los buses se me asoman los fantasmas. Nuevos fantasmas que me susurran al oído palabras sucias. Tiran de mí para atrás, de la mochila, haciéndome daño a la espalda. Las viejas etiquetas con las que todas cargamos. Las que nos asoman por el pantalón si no fuimos valientes para arrancarlas. Para escupirlas. Gringa, blanca, mujer. Esa extraña sensación de caminar siendo observada por todos, por todas. 

He tenido que hacerme mayor para aprender a vivir rodeada de gente. Para actuar como la hermana mayor que nunca tuve, la que hoy me protege. Y mientras la cerveza riega con su olor la sala, los músculos lentamente se reblandecen, me veo reflejada en sus sonrisas, en sus miradas, y me siento afortunada de haber aterrizado en esta casa, con esta gente.

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